lunes, 17 de enero de 2011

salva opina


Los ciudadanos y la política


Como ciudadano veo con asombro y un cierto temor el alejamiento y los sentimientos contrarios y de desconfianza entre mis semejantes hacia la actividad política y sobre todo hacia los que se reclaman "profesionales" de la misma.

Cunde entre la gente ver la actividad política como algo tan diferente y distinto a las otras actividades humanas, como algo que cuando más lejos de su que-hacer diario mejor, como algo que es la actividad de los "otros". De esos listos y aprovechados que nos llaman a votar cada cuatro años con unas propuestas más o menos barnizadas y llenas de colorete para hacerlas atractivas a nuestros ojos y oídos, pero que una vez han recogido nuestro voto, se olvidan y hacen lo que les viene en gana, no pudiendo como electores hacer nada para obligarles a corregir el rumbo, para obligarles a cumplir el contrato que nos presentaron e hicieron valer para recoger sus actas de de nuevos "mandatarios.

Sí, la impotencia y la desazón, traducida en desconfianza hacia esa actividad, se apoderan de los ciudadanos que descubren en el día a día que sus gobernantes les han tomado el pelo, al ponerse al servicio de los que más tienen, de los poderes reales de la sociedad, de los grandes bancos, de los especuladores natos, de los patronos sin escrúpulos y también al ver como se rodillan y reverencian a los titulares de las sociedades secretas y doctrinarias, como la instituciones religiosas, que reparten y hacen apología de la conformidad y la sumisión entre las gentes sencillas.

Sí, la actividad politica que se da en las democracias liberales lleva a estos resultados: al alejamiento continuo del ciudadano de los gestores públicos. Éstos, los que se han convertido en titulares exclusivos de la política, se permiten hacer de su actividad la fuente más lucrativa que puedan imaginar, compran sin descaro su propia conciencia, si la tuvieron, y se dotan de los privilegios inimaginables de no haber llegado a esa actividad: sueldos millonarios y privilegios sin parangón mientras están en activo, sueldos compensatorios e indemnizaciones cuando cesan que ofenden por lo escandaloso y abultado las de los otros ciudadanos.

Así, por poner unos ejemplos, cuando un trabajador pierde su empleo en el mejor e los casos obtiene una compesación el 70% por ciento de su base de cotización con un tope del 150% del salario mínimo interprofesional durante dos años si ha trabajado en los seis anteriores, pero incompatible con cualquier actividad que le permita compensar las perdidas económicas que la nueva situación le ha traído, frente al alto ex-cargo que percibirá el 80% de los ingresos que recibía y que serán compatibles con otros ya sean de índole privada o pública... ¿seguimos?, un diputado con siete años de legislatura tiene asegurada la pensión cuando llegue a la edad reglamentaria con el 100% de la pensión máxima que exista en ese momento, un trabajador tendrá que haber trabajado 37 años para tener derecho al 100% de la pensión a la que cause derecho pero que esta a su vez, gracias a la aplicación de la formula "mágica" de cálculo, se verá disminuida en más de un 45% con respecto a las bases de cotización de los dos últimos año antes de jubilarse y siempre que haya trabajo, mejor haya sido explotado, 37 años; ya no hablemos de los sueldos millonarios de los expresidentes con carácter vitalicio y que como hemos sabido por la prensa últimamente compatibilizan con otros ingresos también millonarios por el desarrollo de actividades privadas y que vienen a estar o tener vínculos con su antigua actividad oficial... Bueno y a todo esto hay que añadir la lacra de la corrupción que ha tocado y atacado con su presencia maligna todas las legislaturas de la democracia "made in Spain"

Para que seguir abundando en tantas razones que han venido influyendo en esa separación entre los ciudadanos que sufren para llegar a final de mes y unos políticos "profesionales" que se dan la gran vida de nuevos ricos, aunque hay que reconocer en justicia y en aras a la verdad , que siempre ha habido una minoría de ellos, ligados a las fuerza políticas de izquierdas, que no se han lucrado y que se han puesto a trabajar por el servicio publico con ilusión y sin embargo en compensación a esa dedicación honesta al servicio de los ciudadanos sin distinción, curiosamente han ido perdiendo presencia política y pública en los diferentes estamento de la actividad política.

No quiero acabar mi reflexión siendo negativo, ni abriendo suspicacias y rencores contra los que con honestidad y dedicación han puesto su tiempo y actividad al servicio de los demás, pues, la política deber se entendida en sentido puro de la acepción: como el arte de gobernar y relacionarse los ciudadanos, como la mayor expresión de la democracia plural que abarca a toda la sociedad y en la que todos, electos y votantes estamos involucrados, en una simbiosis permanente. Solo que cabe introducir las reformas necesarias para que esa democracia no cree las desigualdades que ha creado la actual, las corrija y expulse y castigue a los que indignamente hagan uso de sus mecanismos en interés propio. Claro que estamos hablando de otra constitución, de otra democracia que sobrepase a la meramente y mal llamada representativa o democracia liberal, estamos hablando de una democracia políticia, económica y social de la que estamos, a día de de hoy lejos, modestamente, en mi opinión.

1 comentario:

  1. Tienes mucha razón, deberíamos estas orgullosos y satisfechos de haber dejado la dictadura para convivir en una democracia. Deberíamos estar orgullosos de que haya ciudadanos que sacrificando su tiempo y en cierto modo su vida social y familiar se dedican a tareas del gobierno público, deberíamos estar orgullosos de poder opinar públicamente sin ser reprimidos, de decidir con nuestro voto quien administra el estado...
    Y sin embargo podemos constatar el gran descontento y la antipatía que despierta entre los ciudadanos la actividad política, o mejor ciertas políticas y los comportamientos de estos "servidores públicos".
    Contribuir a recuperar y sanear la actividad política es apostar por el asentamiento definitivo de la democracia en nuestro país, y el resultado será lograr una simbiosis y un buen "rollo" entre los ciudadanos que desarrollan dicha actividad y los demás, pero claro esto supone expulsar a los corruptos, corruptores y aprovechados, y sobretodo lograr una mayor transparencia de la vida pública, cosa que parece que los grupos o partidos mayoritarios, hoy por hoy, no parecen estar por ello.
    Por lo demás, amigo Juan, agradezco tu tiempo y tus aportaciones con las que me identifico.
    Un saludo,
    Salva Artacho.

    ResponderEliminar

Gracias por tu comentario. En breve será publicado.