lunes, 18 de abril de 2011

salva opina


Sobrevivir resignados o tomar conciencia de nuestra fuerza


Hoy miles de españoles sobreviven por debajo del salario mínimo interprofesional, con mini-ayudas asistenciales los más afortunados de los que perdieron el empleo a causa de esta maldita crisis capitalista, otros vendiendo su fuerza de trabajo por cuatro chavos, sin seguridad social, sin derechos, en la denominada economía sumergida, la que los inspectores del estado ni miran ni levantan acta de la misma... La necesidad les impone a los abocados al desempleo aceptar tan miserables y claudicantes condiciones.

Y es que hemos vuelto al capitalismo más salvaje, donde las reglas ya no cuentan, donde las leyes laborales son ignoradas a sabiendas por las partes, sobre todo por la empresarial, donde los sindicatos no defienden por encontrarse maniatados, dependientes del subsidio estatal y con un afiliación en franca decadencia, donde el estado demuestra claramente del lado que está, del lado de los poderosos.

"El pan nuestro de cada día" de la oración de los cristianos se ha sustituido por "El ere nuestro de cada día" sin que el estado reaccione a favor de los más necesitados de protección social, al contrario, reforzando la arbitrariedad empresarial emprendida contra el mundo de los trabajadores: se toleran despidos masivos de obreros y empleados por cuenta ajena pese a los miles/millones de euros que se embolsan con el mayor descaro y cinismos los administradores y consejeros de las antiguas empresas públicas que en su día enajenó y regaló a sus amigos el gobierno anterior de la derecha.

En estas condiciones ¿qué respuesta social cabe esperar de los obreros y sus familias? o ¿de los que se creían a salvo porque disfrutaban de una posición regular por haber accedido a la fantaseada clase media seducidos por el hiper-consumo y por el sueño capitalista y ahora descubren su vulnerabilidad y falsa estabilidad?

La falta de perspectivas, el desengaño, la crítica situación en la que sobreviven no necesariamente lleva a la población a la toma de conciencia frente al sistema que los ha dejado tirados y perdidos a su suerte. Los menos tomarán conciencia y repudiarán el sistema, los más una vez más se reengancharán y se dejarán seducir por los falsos cantos de las sirenas llenos de falsa dulzura y volverán a confiar en los mismos que nos han llevado a la actual situación.

Es la historia repetida tantas veces, es la historia de la necedad y de la falta de conciencia, es la historia donde los hombres no confían en su capacidad de desembarazarse de los vampiros y parásitos, de los que no trabajan y tienen de todo, de los capitalistas y banqueros, de las iglesias que predican resignación y prometen el cielo a los pobres, a los esclavos del siglo XXI.

¿Para cuándo el basta ya de explotación y de mentira? ¿Cuándo tomaremos conciencia de nuestra fuerza y les daremos la patada que se merecen?


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