martes, 3 de mayo de 2016

Un republicano opina


LOS REPUBLICANOS Y LA DIFICULTAD DE LLEGAR AL PARLAMENTO.

Esta no es una reflexión de un derrotista, ni mucho menos, sino de alguien, de un ciudadano republicano, que quiere denunciar los impedimentos que el sistema  impone para que nuestras voces y nuestras propuestas en favor de recuperar la República no se oigan en congreso de los diputados.
Al régimen monárquico nacido con la transición (hablemos claro el pacto vergonzoso por el que se adoptaba esta arcaica institución decidida por Franco para sucederle) no le bastó la exclusión de los republicanos por molestos sin más, negándonos la legalidad, imponiendo a los los medios de comunicación controlados el silencio sobre nuestra existencia, sino que además se dotó de leyes y reglamentos por la que los partidos adversos al régimen no pudieran acceder a la vida pública.
Así, La ley electoral vigente impone reunir avales del 1% de la circunscripción electoral si nos presentamos como una coalición o federación de partidos. Si lo hiciera cada uno de los partidos republicanos por su cuenta debería reunir un número de avales del 0,1%
Pongamos un ejemplo. La provincia de Valencia con un censo electoral de 1.897.294 electores (según datos de 2.008):
Como federación, frente, alianza electoral... necesitaríamos 18.973 avales
Como partido la cifra sería de  1.897 avales.
Imaginar por un momento los números de avales necesarios a nivel del estado... Una locura. Recoger ese volumen de avales a nivel del estado es prácticamente imposible con nuestras estructuras todavía débiles desde el punto organizativo y la escasez de medios económicos, aunque nos sobra voluntad.
El gran inconveniente es convencer a esos posibles avalistas, pues, en este país se han educado generaciones enteras en el odio y el desinterés por la República. Nos han ocultado en las escuelas, en la universidad, en los medios de comunicación. Lo más que han hecho por nosotros es calificarnos de rojos, de antipatriotas, de enemigos del progreso, de desestabilizadores, de poner en peligro el bienestar que ellos dicen proteger... Y esto lamentablemente ha calado en la sociedad. Sumemos a este miedo el pasotismo que penetra a amplias capas de la población víctimas de los roles capitalistas y de la sociedad de consumo, además de las influencias nefastas de las iglesias.
Si la ley electoral permitiera sencillamente presentar la candidatura y esta fuera aceptada, como debería de ser, por la junta electoral habrían posibilidades serias. Pero para impedirlo tienen su ley.
Pocas posibilidades a corto plazo. Ello no debe desanimarnos, sino incentivarnos a redoblar esfuerzos, a renovar la militancia republicana, a romper tabúes, a denunciar la injusta y discriminatoria ley electoral, a llegar a más gente... pero sobre todo llegar a los jóvenes. Ellos son el futuro.
Salud y República.



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