sábado, 12 de julio de 2014

salva opina (12/07/14)



MONARQUÍA DICTATORIAL VERSUS DEMOCRACIA REPUBLICANA


La llamada “transición” no trajo una sociedad donde la libertad, la fraternidad y la legalidad sean las premisas que gobiernan nuestras relaciones como ciudadanos de plenos derechos.

No fue, no supuso, la constitución de un pueblo libre y que se gobierna así mismo. Cuando nuestro pueblo tuvo libertad eligió una República Democrática y una Constitución acorde con los tiempos y las necesidades del momento.

Esta transición plasmada en esa “constitución monárquica” fue ese vano empeño en dar cumplimiento al desafuero de la dictadura (la permanencia de una sociedad clasista, explotadora,  injusta e insolidaria), adoptando apariencias democrático-liberales que en la trastienda decidían mano a mano Abril Martorell (en representación de los  “neo-demócratas”) y Alfonso Guerra (representante de los “enterradores” del socialismo democrático) y que luego amañaban dándole unos visos de “legalidad jurídica” una comisión de representantes de todos los partidos que aceptaban la monarquía, incluido el PCE, antiguo corazón de la resistencia al franquismo.

Desafortunados y lamentables papeles de los partidos PSOE y PCE al dejar solos a la República, a los republicanos y a las instituciones que en en el exilio representaban la legalidad a la que por segunda vez se “machacaba”. 

Los republicanos hemos sido, pues, deliberadamente silenciados en estos 38 años de gobiernos post-franquistas, se nos ha negado el pan y la sal, se nos ha ocultado a las nuevas generaciones que han ido pasando por la escuela, hemos sido la “bestia negra”, los “masones”, los “judíos”, los “anarquistas”, la “antiespaña”, los “infames perseguidores ” de la “bondadosa” Iglesia Católica...

Ya está bien. Ha llegado la hora de agruparnos, de organizarnos, de darnos a conocer pese a todas las dificultades que nos ponen y nos irán poniendo en la medida que nuestras propuestas vayan calando en un pueblo cada día más sediento de justicia, de trabajo, de libertad, de oportunidades sociales, de cultura...

La Constitución de la República Democrática de España de 1931, es la Constitución de hombres libres y soberanos de sus destinos. Es la Constitución que los Republicanos celebramos y reivindicamos como nuestra y en vigor, pese a la “suspensión” por la fuerza a la que la tuvo sometida la dictadura y hoy la tiene la monarquía dictatorial.

Somos conscientes que los tiempos y los avatares exigirán, cuando la recuperemos, las adaptaciones necesarias a los nuevos tiempos y al marco internacional donde nos encontramos ahora. Adaptación que supone dejar de  dar cabotadas a los injustos dictámenes del FMI, de la Troica o del BCE. Será una Constitución de un pueblo libre que hablará, y defenderá los derechos de todos sus pobladores. Ese será el Proceso Constituyente de la IIIª República. Una República que garantizará como mínimo:

  1. Una democracia política donde los ciudadanos controlen a los gobernantes y los puedan deponer cuando no cumplan los mandatos para los que fueron elegidos, articulando la convivencia política a través de un estado republicano y federal.
  2. Una democracia social donde los que menos tienen tengan garantizados los accesos a la sanidad pública, a la educación, a unas pensiones dignas, a una renta básica...
  3. Una democracia económica donde la fuerza de trabajo sea tan importante o más que el propio capital, donde se reparta el trabajo y se remunere dignamente a los trabajadores, donde la empresa no sea el dominio exclusivo e imperativo del patrono sino el marco donde se de una relación de iguales y justa, donde la economía social representada por las sociedades laborales y el cooperativismo que irán naciendo como iniciativa de los propios trabajadores encuentren un marco de desarrollo e igualdad con las demás empresas... en definitiva en nuestra República la organización de esos dos mundos el “capital” y la “fuerza de trabajo” encontrarán un marco donde puedan desarrollarse con justicia y equilibrio.
  4. Una democracia cultural y enciclopédica, libre de la manipulaciones de los ocultistas y catequistas, a la que todos los ciudadanos tengan el debido acceso.
  5. Una democracia que respete el marco natural del medio ambiente donde vivimos y garantice el futuro de las generaciones que nos seguirán.
  6. Una democracia por la verdadera igualdad entre los hombres y mujeres y respete el derecho al desarrollo de la persona y de su sexualidad acorde con su naturaleza personal.
  7. Una democracia por fin real de todos y para todos...

A recuperar, pues,  la Legalidad y contribuir a ese Proceso Constituyente que la haga posible estamos llamados los ciudadanos que deseamos la libertad.

Salud y República.


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